Historia

Don Carlos Staciuk, Nació en Villa Bonita – Campo Ramón, a 20 Km. de Oberá, el 2 de Enero de 1936. A los 7 años. Fué a la escuela a los 8 años en Apóstoles, su primera maestra fue la señora Julia Krause, directora del colegio, la que también fuera maestra de su padre, quien a enterarse en una reunión que él no iba a la escuela, lo lleva a la ciudad y lo hospeda en su casa, ya que Carlos vivía con sus padres en el medio del bosque y allí no habían escuelas, “allí me quedé y para fin de año ya le estaba escribiendo una cartita a mis padres”, dijo Don Carlos. Luego de un año se muda a Cerro Azul, otra localidad misionera, a la casa de sus abuelos, en donde continúa estudiando. Más adelante sus padres vendieron la chacra que tenían en Villa Bonita y compraron una casa en Oberá. En donde con tan solo once años comenzó a trabajar como cadete de la familia Moreira, “a la mañana tempanito me iba limpiaba el estudio, hacia los mandados para la mamá, volvía al medio día, almorzaba y me iba a las escuela”, contó Carlos Stasiuk. Así logró terminar el sexto grado en el colegio. En un momento el señor Luís Orlando Moreira, su empleador, y al que considera como un padre, lo hizo ingresar al jurado de paz, fue así como con 17 años comenzó a trabajar como empleado estatal. Luego con la conscripción llegó a Posadas, y comenzó a buscar trabajo. Trabajó en la CRYM (Junta Reguladora de la Yerba Mate), en el Banco Provincia, en el Poder Judicial. Trabajando en el Poder en Poder Judicial toma declaración al dueño de una joyería céntrica de Posadas, que le ofrece incursionar como vendedor de joyas. Pero el nunca dejó de estudiar y siguió trabajando por la mañana y estudiando por las noches, lo que le provocó un surmenage por el exceso de actividades. Igualmente esto no impidió que él acepte esta oferta esta oferta, dando inicio a su vida de comerciante. La suerte y el destino siguieron estando presentes en su camino; al encontrarse en uno de sus viajes al interior para vender sus joyas, se encontró con un mayorista de este producto que le propuso independizarse en el negocio. Con la ayuda de su padre que le prestó unos ahorros que tenía, pudo lanzarse al mercado independiente, incorporando la venta de cajas fuertes, de esta manera, con esfuerzo, pudo ir juntando dinero. unto a su amigo Vicente Losco, en el año 1969, iniciaron una sociedad, para la venta de muebles de oficina. “empezamos en una época muy difícil, en las de lo militares. No siempre su negocio estuvo en la esquina De Entre Ríos y San Luís, antes el local era muy pequeño y estaba al lado del actual. Su sueño siempre fue poder comprar la esquina el donde hoy se encuentra su mueblería, “un día me encuentro con el dueño de la esquina y le digo que el día que venda la propiedad que me la ofrezca, por ahí se la compraba”, contó Staciuk mientras recuerda que pasaron los años y la oportunidad se dio, el dueño puso la propiedad en venta, “no tengo un mango pero te la voy a comprar, voy a sacar un crédito, voy a hacer lo que sea”, le dijo Carlos al ex dueño de la propiedad. La compra de la tradicional esquina de Staciuk, lo afianzó en el mercado, asociando su apellido con el rubro en donde se desempeña, “hay que buscar la forma de que lo que haces lo asocien con tu apellido, de tal manea que sea como un sinónimo”, apuntó Don Carlos, y agregó que esto solo se puede lograr con una conducta, una moral y valores intachables, además de la calidad de los productos y la buena atención, “las gentilezas mínimas la gente valora un montón”, añade. Carlos destacó que su época de mayor crecimiento fue en el gobierno de Alfonsín, en esta vorágine en donde todos compraban cosas o ponían su dinero a plazo fijo, para obtener intereses, Carlos Staciuk, utilizó el dinero que recaudaba para aumentar su stok, y esa elección es lo que el considera que lo mantuvo de pié, en el momento en que todos perdieron sus ahorros en plazos fijos, y lo llevó a un notable crecimiento, “yo crecí gracias al stok, pero no todos son comerciantes, y yo aprendí a ser comerciante”, expresó. “Yo no soy dueño, soy administrador de lo que Dios me dio”, este es uno de los lemas de vida Don Carlos, que cree que los bienes tienen que servir para hacer Feliz a los que lo rodean, y ayudar a las personas. Este empresario, también fue presidente del hogar de niñas Isabel Lamosas de Abarenga, durante muchos años. Asegura que sus mayor orgullo son sus, tres hijos, a los que pudo brindarle estudios universitarios. Luís Carlos su hijo varón y licenciado en administración de empresa es quien que ayudó a su padre en el crecimiento de la empresa familiar y el que pretende conservarla por muchos años más. “yo quería que mis hijos estudien, pero que elijan algo que los haga feliz, mas allá de los logros” expresó Carlos, y añadió que siempre le dijo a sus hijos que tenían que tratar de ser el mejor en lo que hacen, “si les toca ser zapateros, que sea tan buenos que si a alguien se le rompe el zapato, asocie el apellido de ustedes con el arreglo del calzado”.  Este deseo parte de las dificultades que tuvo Don Carlos para poder terminar la primaria y cumplir uno de sus sueños que era ser abogado. Después de haber pasados por varios trabajos, todos diferentes, asegura que es está muy feliz con el rumbo que tomó sus vida y con el rubro que le ha dado 38 años de satisfacciones, “me considero un hombre feliz y bendecido por Dios, porque he pasado por muchas situaciones difíciles y logré salir. Porque todo problema tiene arreglo, no será como tu quieras, pero lo tiene” dijo Don Carlos con una sonrisa. Extracto de entrevista a Carlos Staciuk por infodía.com.ar

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